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Uno por uno, uno; uno por uno, dos; uno por uno, tres...

Blog de Lola Cárdenas Luque, recogiendo algunas de sus entradas en Blogger así como otras completamente nuevas.

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El tarot, ese desconocido

Comenzamos nuestro paseo por las paraciencias (suena a ciencia inválida que tira de espaldas) con el maravilloso mundo del tarot.

Hubo un tiempo en el que fui una persona crédula. Por suerte para mí, siempre existió la semilla de la duda y eso me salvó. En esos tiempos en los que no tenía claro si el futuro se podía adivinar o no, mi condición económica sólo me permitía comprar un mísero fascículo de una revista donde te explicaban cómo se echaban las cartas y cómo se interpretaban. Por un poco más, pude permitirme una cutre-baraja con los arcanos mayores para ir haciendo mis pinitos (además, la caja era troquelada de esas de "móntala tú misma").

Leí en aquella revista un detallito muy tonto que hace que me llamen muchísimo la atención los tarot telefónicos. Quien hace la consulta debe partir el mazo con la mano izquierda. Por teléfono... ¿cómo lo hacen?

Imagino que debe de ser una de tantas contradicciones en esta ¿ciencia?, ¿arte? de echar el tarot. Según unos, sí, según otros, no. Y claro, la pregunta es inmediata: ante tanta discrepancia, ¿qué tarotista es el bueno? La respuesta es simple: ninguno. ¿Por qué?

Es muy sencillo. Si, como nos quieren hacer creer, pueden leer nuestro futuro a través de una tirada de cartas, esto debe querer decir que nuestro futuro está escrito en alguna parte. Si el futuro está predeterminado, ¿no es razonable pensar que, hagamos la tirada las veces que la hagamos, nos va a salir la misma?

Según las leyes de la probabilidad, esto resulta bastante difícil, y los "expertos" en el tarot se escudan en reglas tan peregrinas como que "no se pueden echar las cartas más de una vez el mismo día". Me da igual. Échamelas al día siguiente. No te va a salir la misma tirada.

Nuestro futuro no está escrito. De hecho, si nos hacen una predicción podemos hacer lo que esté en nuestra mano para que no se cumpla. Una respuesta tan simple me la dio una niña de 5 años a la que pregunté si creía que se podía predecir el futuro. La respuesta de la niña (si alguna vez me lees: hola, Cristina) me devolvió un poco la esperanza en la especie: "si yo no sé lo que voy a hacer mañana, ¿cómo puede saberlo alguien que no sea yo?". Espero que esta niña se mantenga en la línea y no acabe olvidando lo que su recién estrenado sentido crítico le hizo pensar una vez.

[Publicado originalmente en El tarot, ese desconocido]

Publicado el 17/11/2008 a las 01:45:17. 291 comentarios.